MI PRIMER CONTACTO
Mi primer contacto contigo, abuelo, ocurrió cuando yo tenía cinco años. Mi papá me hizo aprender de memoria tu poesía El barco viejo para que se la recitara a mi madre en el día de su cumpleaños. Fue entonces cuando empecé a comprender lo que era eso de ponerle alma a las palabras.
Tus poemas poblaron de sueños mi niñez, mientras no me cansaba de mirar una y otra vez tus fotografías. Fuiste el héroe de mi adolescencia y has sido el hermano errante de mi madurez. Presente, a lo largo de toda mi vida, con demasiada fuerza y extraña realidad.
Mireya